Después de dos grandes retrasos que fueron ajenos a la empresa a cargo de las obras, el director (s) del Serviu, Víctor Gálvez, afirmó que considerando todas las dificultades que ha provocado el proyecto “Mejoramiento de Avenida Ejército entre Homero Ávila y Ruta 28”, se comprometieron con la comunidad del sector del Parque Croacia para terminar la calzada en febrero. La iniciativa, que finalizará el 9 de junio del próximo año, se enfrentó a situaciones que demoraron su ejecución, como la paralización del proyecto por parte del municipio en el 2020, por más de 12 meses y el hallazgo de osamentas este año, lo que llevó a un nuevo retraso de 111 días.
Gálvez señaló que una importante lección que esta obra deja para el Serviu es efectuar mejores coordinaciones con la empresa sanitaria y la eléctrica, pero, además, una “coordinación muy fina con la comunidad, es algo que debemos hacer muy bien desde el inicio”. A medida que los trabajos en la Avenida Ejército se acercaron a un punto más residencial y de locales comerciales en la zona del Parque Croacia, tanto vecinos como empresarios manifestaron todas las externalidades que sufren por la intervención de la calzada. Los reclamos van desde el polvo en suspensión hasta las dificultades de los clientes para llegar a los restoranes y cafés del sector.
El director (s) indicó que el proyecto es la remodelación de 3,2 kilómetros de la Avenida Ejército y si bien la vía no tendrá tantas modificaciones, en lo estructural, lo que está en el subsuelo era importante renovar, sobre todo la infraestructura de alcantarillado y agua potable. Esto, porque había redes antiguas en mal estado, lo que ocasionó roturas antes de que se remodelara la avenida por las conexiones en mala condición.
“También se renuevan las áreas verdes, aceras, las calzadas quedan mucho más expeditas y la comunidad ya puede visualizar desde Mauret Caamaño hacia el hacia el sur está todo terminado con una fluidez mayor a la que teníamos antes. El resto está en periodo de ejecución, el tramo desde Mauret Caamaño y el Balneario Municipal y en la vereda oriente es donde hemos registrado más retrasos. Primero porque hubo un hallazgo arqueológico y si bien no hay una orden del Consejo de Monumento Nacional de paralizar, sí fueron claros en que no se podía excavar ni hacer ningún movimiento de tierra”, aclaró.
Ese hito produjo un retraso comprobado de 111 días, lo que fue revisado por Serviu para autorizar por resolución el plazo para ejecutar. La empresa siguió trabajando en otras faenas, aunque eran mínimas y por eso hubo un período en el que se observaron pocos trabajadores en la calzada.
“Luego de ese hallazgo arqueológico tuvimos que contratar un equipo de arqueólogos especializados para hacer el lanzamiento y hasta hoy siguen trabajando, no ha terminado ese proceso. Es un hallazgo muy antiguo, se determinó que era de miles de años. Eso generó un retraso en el inicio de las conexiones y los cortes para conectar el agua potable de otros 74 días. Se retomaron las faenas y consideramos que en febrero todo el tema de la aducción estará terminado, lo que nos permitirá tapar la sub-base y falta el asfalto, que son faenas más o menos rápidas, pero mientras no se termine la aducción no puede avanzar”, declaró Gálvez.
- ¿Cuál era la fecha de entrega original del proyecto?
El proyecto partió en el 2022 y en su inicio tuvo un retraso porque la municipalidad ordenó una paralización antes de que partiera la empresa, porque la obra no contaba con un permiso de edificación. Finalmente demostramos en tribunales que eso no era efectivo, una obra de infraestructura no requiere de un permiso de edificación y se pudo retomar, pero eso produjo un retraso en el inicio del proyecto. De hecho, mantenemos una demanda en contra del municipio para efectos de recuperar los recursos que se generaron por esa paralización.
El término de las obras, sin estos aumentos, era el 20 de noviembre, pero se reconocen estos plazos de 111 días (por hallazgos arqueológicos) y 74 días (aducción de agua potable), lo cual da 185 días, hasta el 9 de junio. Esos son los plazos que el Serviu reconoce que efectivamente la empresa requiere para terminar de acuerdo con los retrasos comprobados.
- En el 2020 se había anunciado que partía la iniciativa en la costanera sur, pero antes de que comenzara fue paralizado por más de un año por el municipio.
En ese periodo no se pudo trabajar y mantenemos un litigio, porque fue una paralización que no correspondía.
- ¿El 9 de junio termina la obra completa?
El plazo final de término de la empresa es el 9 de junio. Nosotros queremos anticipar, en el acuerdo que llegamos con los locatarios del sector, queremos terminar las obras de asfalto, la calzada, en febrero. Ese fue el acuerdo y estamos trabajando para eso, en términos de cerrar la aducción, pavimentar y bajar al mínimo la interferencia que pudieran tener para efectos del acceso a los locales. Y luego la obra continuará terminando aceras, paisajismo, algunos postes que no se han cambiado, algo que depende de la empresa eléctrica, para terminar con todo los primeros días de junio. Incluso hay un tramo al final, al llegar al servicentro, que es de hormigón armado, lo mismo que pasaba en la calzada poniente de esa calle y que no vamos a demoler. Se hicieron las evaluaciones de ingeniería y su buen estado permite que lo que se tenga que terminar es solo lo que está excavado. Habrá un pequeño tramo ahí al final para empalmarse con la calzada de hormigón, pero esa parte no va a rehacerse.
- Hubo muchos reclamos de la comunidad con la ejecución de estos trabajos, ¿notaron algún cambio en la disposición de la empresa tras ello?
Intermediamos entre la empresa y la comunidad, ese es nuestro rol, porque somos un servicio público. Por suerte es una empresa grande, porque una más pequeña con estos retrasos y paralizaciones habría resultado muy afectada, sobre todo en el flujo de recursos. Y la quiebra de una empresa significa un daño mayor para la comunidad, porque la experiencia nos indica que cuando esto ocurre, entre retomar, contratar y que ingrese otra empresa incluso pueden pasar años. Hemos tratado de mediar y cumplir nuestro rol, exigir a la empresa una mayor predisposición para avanzar y resolver todos los temas que se presenten desde el punto de vista técnico y administrativo. La obra tiene un 74% de avance y el escenario más favorable para todo es que esto termine.
Creo que hay una buena disposición de la empresa, tanto en la planificación general como en el detalle, facilitar los accesos, que los locatarios no tengan dificultades o el acceso de los vehículos, para que se pueda estacionar en las zonas donde la calzada está terminada. Hemos tratado de no interferir de manera tan grave el funcionamiento de los empresarios, porque sabemos que hay una actividad económica que se está desarrollando.
- ¿Cuáles fueron las extensiones de los trabajos y los motivos?
Originalmente lo del municipio, un año aproximadamente y la última paralización fue el hallazgo arqueológico, en el que se reconoce un retraso efectivo de 111 días. Implicó contratar un equipo de arqueólogos que está trabajando hasta ahora en el lugar y eso, colateralmente, generó un retraso en la en la aducción de agua potable de 74 días en la Carta Gantt de ejecución. Con estos 185 días pasamos del 20 de noviembre al 9 de junio del próximo año. Eso es lo que está reconocido formalmente por resoluciones y aprobado.
- ¿Han cursado multas a la empresa?
Se han cursado por motivos distintos, porque la primera paralización no fue atinente a la empresa y no podían cobrarse multas. De hecho, es al revés, la normativa indica que ellos pueden cobrar gastos generales extraproporcionales, porque estas paralizaciones implican para cualquier empresa recargos en su planificación. Y por las últimas tampoco, no ejerceremos multas por estos 185 días, porque son atrasos reconocidos. Pero no significa que la empresa diga, por ejemplo, que tiene atrasos por una cantidad de días y nosotros lo aceptamos. Primero hay un informe, lo revisamos, en algunos casos se reconoce, en otros no, y eso es lo que se aprueba, porque la empresa no actúa de manera unilateral.
Las multas que se han cursado fueron por otros motivos, por retrasos de otras materias como ocurre en toda obra. Y si la empresa presentara algún retraso en este tiempo por cuestiones que no estén relacionadas con el hallazgo arqueológico o la aducción de agua potable, tendríamos que cobrar multas. Ahora tenemos todas las fiscalizaciones, hay muchos ojos puestos en esta obra y no podemos hacer algo que no corresponda de acuerdo con el contrato.
- Según su experiencia como Serviu en este y otros casos, ¿qué tanto afecta el hallazgo objetos históricos u osamentas en la ejecución de una obra?
Es muy significativo, porque quedamos expuestos a las decisiones de un tercero, el Consejo de Monumentos Nacionales, que tiene decisión autónoma, es decir, ellos determinan lo que se debe hacer. En este caso, el consejo dijo que para continuar con las obras había que contratar un equipo de arqueólogos, cumpliendo con tales condiciones e incluso entrega una guía de procedimiento. Estos contratos no son baratos, hablamos de 50 millones de pesos que tuvimos que pagar a este equipo.
- ¿Ese dinero para el equipo de arqueólogos sale con cargo al proyecto?
Tenemos que recurrir a recursos extra para contratar al equipo, porque no es solo un arqueólogo, es gente experta que primero hace el proceso de excavaciones. Luego pasan al levantamiento de las muestras que se llevan a estudios y todo eso está en ejecución. Al conseguir estos recursos adicionales para contratar el equipo y encapsular el hallazgo, el Consejo de Monumentos Nacionales nos dice que podemos retomar las obras. Pero entre el periodo que ocurrió el hallazgo y nos permitieron retomar, pasaron 111 días que produjeron un retraso efectivo. Esto puede suceder en cualquier obra, en proyectos habitacionales, a veces, estos hallazgos implican que las iniciativas finalmente no se hagan. Como el sector Topater en Calama, con terrenos disponibles para ejecutar viviendas, pero aparecieron hallazgos arqueológicos, se hicieron todos los estudios y luego se resuelve que no puede construirse.
- También se apunta a las empresas de servicios y telecomunicaciones como responsables de ciertos atrasos, ¿aquello es efectivo?
En una obra de pavimentación, la gente puede pensar que es excavar, rellenar y pavimentar. Sin embargo, dependemos de otros servicios como los de agua potable, por ejemplo, hacer una aducción nueva es un proceso técnico de grandes complejidades. Y el tema del alumbrado público también es hecho por un externo y del monto del contrato hay un valor proforma para toda la ejecución de la línea eléctrica. Ese valor proforma se cancela directamente a la empresa eléctrica, que, con sus ritmos, con sus plazos y contratistas ejecuta la obra. Si bien nosotros podemos coordinar, asesorar, apurar, el ritmo de la ejecución del alumbrado y el cambio de los postes corre de acuerdo con la empresa eléctrica. Entonces periodos largos en los que no se ha cambiado ningún poste han sido porque en Santiago hubo una crisis, una emergencia o los incendios y todos los contratistas de la eléctrica estaban allá.
Todo eso nos pega, porque van a un ritmo diferente. Al final del día siempre será responsabilidad nuestra, porque tenemos que coordinar, apurar, pero con timing distinto al de la compañía Tapusa en este caso. A veces se ven cosas extrañas en terreno, porque se pavimenta todo y queda un poste en la calzada, pero eso se hace para avanzar y dejar el mínimo de interferencia, de forma que cuando la eléctrica mueva el poste se pavimenta solo ese pedacito final. Hay retrasos efectivos, pero no es una excusa, es nuestra responsabilidad hacer las coordinaciones, pero hay una interferencia real.
- ¿Este proyecto en la costanera sur deja alguna lección de cosas que pueden hacer mejor en próximas iniciativas?
La principal lección es desde el inicio realizar una coordinación más fina con la comunidad. Eso es muy importante, porque si esta obra la hiciéramos en el desierto, probablemente habríamos registrado los mismos retrasos y nadie se estaría tan afectado. Pero acá estamos trabajando en la ciudad y son terceros los afectados. La lección aprendida es que desde el día uno necesitamos una coordinación muy fina con la gente que al final del día se verá afectada. Nosotros hacemos obras para beneficiar a la comunidad, pero en el intertanto hay una afectación y eso debemos hacerlo mejor. Lo otro es la coordinación con los servicios externos, como la sanitaria y la eléctrica, lo que es vital, porque cualquier cosa que no resulte por esa vía genera un retraso importante.
El tema del hallazgo arqueológico en realidad es algo muy difícil de prever, sin embargo, hay que actuar rápido y pensar que en algún podría generarse un inconveniente imprevisible. Pero la coordinación con la sanitaria, con la eléctrica y la coordinación muy fina con la comunidad es algo que debemos hacer muy bien desde el inicio.