Tres residencias de acogida de la comuna de Antofagasta recibieron una importante donación por parte de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, que considera la entrega de nuevos implementos para el mejoramiento de sus cocinas. El objetivo de la iniciativa, explican, es entregar condiciones adecuadas para atender de mejor manera a las familias que acogen, y que han llegado allí tras estar en situación de calle o de alta vulnerabilidad.
El proyecto considera la compra de cocinas industriales y equipamiento como hornos, refrigeradores y microondas. Estos insumos se entregarán a la Residencia Familiar Tabor y a la Residencia de Familia Mariano Avellana que albergan a familias refugiadas, migrantes y chilenas, así como también a la Casa de Acogida para Mujeres Sagrada Familia, que apoya víctimas de la violencia basada en género y a sus hijos e hijas.
Desde septiembre de 2023, mes en el que las cocinas recibieron los equipamientos y hasta fines de año, la iniciativa habrá beneficiado directamente a más de 200 personas, número que se incrementará en el futuro en la medida que las residencias continúen acogiendo a más personas.
Para Camila Banda, asistente de Protección de ACNUR en Antofagasta, “la necesidad de tener un alojamiento seguro es un desafío común a todas las familias en situación de vulnerabilidad, ya sean refugiadas, migrantes o chilenas. Desde esa perspectiva, como ACNUR, nos es muy relevante poder contribuir a fortalecer la respuesta y el trabajo que ya se está realizando a nivel local y territorial, para las personas tienen necesidades, especialmente para niños, niñas y adolescentes”.
“En el caso de las personas refugiadas y migrantes, muchas de ellas han llegado en situaciones de vulnerabilidad, enfrentando numerosos desafíos y complejidades, con el sueño de encontrar en Chile la protección que no tuvieron en sus países de origen. Estas residencias son un pilar fundamental de su primera llegada y, sin duda, serán también un buen puntapié para comenzar a construir sus procesos de integración en el país, dándoles la oportunidad de desarrollarse y, en el futuro, contribuir a la sociedad que les tendió una mano”, agregó.
Por su parte, Jonathan Cifuentes, coordinador de la Residencia Familiar Tabo, señaló que “las residencias han sido un espacio muy favorecedor para la integración de las familias y se ha podido dar respuesta a una situación compleja que es vivir en situación de calle”. “Acá se genera un trabajo hermoso y muy colaborativo. En ese sentido, la donación de ACNUR es un gran aporte, ya que ahí se genera un vínculo cuando las familias cocinan, cuando las madres aprenden de cocina. Se cocina, se conversa y se crea un vínculo afectivo muy positivo”.
Estos recintos realizan intervenciones con familias especialmente chilenas, venezolanas, colombianas, peruanas y bolivianas, a quienes se les ofrece alojamiento por periodos de dos a tres meses y les entregan acompañamiento para acceder a servicios de salud y educación para niños, niñas y adolescentes. Además, impulsan procesos de inclusión mediante el apoyo en la regularización en el país, integración laboral, social y financiera, entre otros aspectos.
Darling, quien llegó desde Venezuela y vive en la residencia junto a su pareja e hijo, comenta que “la convivencia es excelente (…) y la comida es espectacular. Hemos probado la comida peruana, colombiana, boliviana, comida de todos los países”. Además, asegura que los nuevos implementos serán de mucha ayuda para seguir apoyando al personal que trabaja en la cocina y a los turnos que a ellos les corresponde durante el fin de semana en la residencia.