Los pronósticos se han cumplido y la falta de entendimiento entre Cámara Alta (Senado) y Cámara Baja (Congreso o Cámara de Representantes) en Estados Unidos lleva a Obama a cerrar el Gobierno, el primero que se produce desde 1995, lo que implica el cierre indefinido de la Administración Federal y de los servicios públicos por falta de fondos.
Las previsiones indican que en este mes, el Tesoro de Estados Unidos superará el límite de endeudamiento público, fijado en 16,7 billones de dólares, cayendo así en una nueva crisis de liquidez que podía llevar al cierre de la administración pública. La negativa del Partido Republicano a ampliar el límite de endeudamiento público para garantizar el funcionamiento del Gobierno hasta la elaboración de los nuevos presupuestos generales, ha llevado a Obama a ejecutar los planes para llevar a cabo un cierre de Gobierno ordenado.
¿Qué implica un cierre de Gobierno?
Sin esa extensión, y ante la negativa del Congreso a aprobar el presupuesto que Obama presentó a principios de año, el Gobierno federal no tiene dinero para pagar a sus empleados. Más de 800.000 de los 2,1 millones de funcionarios federales se quedarán en casa sin cobrar su sueldo, durante el tiempo que dure la escasez de fondos y podría costar más de 1.000 millones de dólares a las arcas públicas, según la Casa Blanca. Todos los servicios públicos, incluidos la sanidad, la educación y las fuerzas armadas, se mantendrán únicamente con el personal imprescindible. Los ministerios cerrarán sus puertas, así como otras muchas oficinas del Estado.
¿Cómo se ha llegado a esta situación?
Pues la principal causa no es otra que la rivalidad política. Republicanos, con el Tea Party en la retaguardia, y demócratas han sido incapaces de ponerse de acuerdo. El foco de este entrentamiento no es otro que la reforma sanitaria de Obama, más conocido como ‘Obamacare‘. El Presidente se negó a suspender esa reforma y los Republicanos que lo pusieron como condición para extender el presupuesto, se niegan a aprobar la prórroga en la Camára de Representantes, en la que son mayoría.
Es decir, la Cámara baja, Congreso o Cámara de Representantes, está dominada por los republicanos, mientras el Senado o Cámara Alta, por los demócratas y entre ambos no se logran poner de acuerdo, ya que lo que unos votan a favor, los otros en contra. Y en esta «anarquía bicameral», el Tea Party se frota las manos esperando conseguir un país más conservador y que, por supuesto, no pasa por la reforma sanitaria que con tanto sudor le costó sacar adelante a Obama.
Más efectos de este cierre de Gobierno en El País.
¿Se podría haber evitado?
Los expertos aseguran que sí. Aquí es donde cobra importancia el Tea Party. De haberse sometido la propuesta de prorrogar los presupuestos a votación, es bastante probable que entre el número de democrátas de la Cámara baja y el de republicanos moderados, el presupuesto hubiese sido ampliado. Pero el presidente del Congreso, el centrista John Boehner, no se atrevió a desafiar al Tea Party, a falta de poco más de un año de las elecciones legislativas.
Y ahora, ¿qué?
Pues ahora a esperar que encuentren una solución viable porque si la situación es crítica de por sí, con el cierre del Gobierno, los mercados internacionales ya han empezado a temblar y con una Europa que mira de reojo con su Euro a remojo. Así que ahora sólo nos queda ser optimistas y apelar al sentido de común de todas las partes.