Cuando iniciamos la campaña #estepolvotemata el contexto de nuestra ciudad era distinto. La Corte Suprema, con argumentos meramente formales, desestimaba la demanda impuesta por la ciudadanía y nos condenaba a resignarnos a aceptar ese edificio arrogante e indolente. Por otra parte, la inauguración de minera Sierra Gorda, con el espaldarazo de las más altas autoridades, parecía ser el broche perfecto para los deseos de las empresas mientras que muchos ciudadanos sentían con tristeza como “una vez más” el poderoso hacía su voluntad sin cuestionamientos.
Esta sensación se acrecentaba aún más con la noticia del inminente traslado y acopio de más concentrado de cobre en nuestra ciudad. Una compañía minera, nueva en su génesis, ocupaba las mismas viejas prácticas de pasar a llevar a la ciudadanía, desaprovechando la oportunidad de hacer una minería sustentable y de real calidad internacional.
Fuimos no más de 10 personas las que decidimos iniciar esta campaña. Nuestra única posibilidad era lograr remecer las conciencias de antofagastinos y antofagastinas para que pudiesen ver con total claridad que no era normal ni tampoco aceptable que nos siguieran contaminando. Al pasar la mano por la ventana, en un ejercicio cotidiano que todos en nuestros hogares más de alguna vez habíamos hecho, estábamos significando la necesidad de que no seguir aceptando que nos engañaran. Levantamos el tema: nuestros hogares, nuestra ciudad está contaminada y debemos hacer algo por remediarlo.
El camino no ha sido sencillo. Al principio aparecieron voces que intentaron ridiculizarnos, intentado dar otro sentido, soez y burdo, a nuestro mensaje. Luego, al apreciar que ganábamos cada vez más las simpatías de la ciudad, pretendieron desacreditarnos, acusándonos de poco informados y alarmistas. Por eso tuvimos que ir al puerto y visibilizar la cantidad de camiones que transitan diariamente por la ciudad y luego tuvimos que usar de manera efectiva las herramientas de trasparencia de información para lograr que se publicara el informe del ISP que misteriosamente permanecía oculto desde mayo del presente año.
Hoy nadie puede cuestionar la evidencia tanto del colegio médico como del ISP: en nuestra ciudad hay presencia de al menos 16 metales pesados sedimentados, situación peligrosa para la salud de los antofagastinos. Esta situación nos dio aún más el apoyo de la ciudadanía y nos permitió además ganar más adeptos en otras regiones donde muchos grupos aprecian con respeto y empatía nuestra acción.
Hoy en día el escenario es distinto. Sobre #estepolvotemata ya se habla en cada hogar de la ciudad, ya es parte de la agenda informativa diaria, las empresas poco a poco han reconocido el daño ambiental ocurrido y nadie puede decirnos que esto no ocurre. Por eso ahora lo que intentan es sabotearnos, es impedir nuevos estudios, es desinformando o desalentando con la vieja consigna: “nada ocurrirá”.
Sin embargo, yo no estaría escribiendo esto, y usted tampoco lo estaría leyendo, si no hubiésemos dicho #estepolvotemata. Hemos logrado un cambio, por primera vez escuchamos a autoridades y a empresas involucradas decir “hay que mitigar el daño”, “hay que hacer acciones correctivas”. Ahora viene el momento de las soluciones, por eso no debemos desanimarnos, hay que marchar y ejercer nuestra ciudadanía.
Los antofagastinos somos capaces de hallar una solución, acá hay talentos, si podemos hacer un teleférico, yo CREO que también se pueden cuidar a la ciudad de la contaminación. Solo basta que unamos voluntades y con fuerza marchemos pues no queremos más tener que repetir que #estepolvotemata.