Después de la tormenta comienzan los análisis, dejando al desnudo nuestro sistema de infraestructura, junto a todo lo malo, lo bueno, lo feo y lo que aún no se ha hecho. Después de un mes las ciudades afectadas tratan de retomar su normalidad y se va diluyendo la información. Aparece entonces la sensibilidad de cada ciudad, como Copiapó, donde colapsó el sistema de agua potable y alcantarillado y la fibra óptica se cortó, dejándonos en claro una vez más la precariedad a la que estamos expuestos.
Hoy nuestras ciudades están normadas por planes reguladores rígidos, que no ayudan a tomar decisiones ni a dar soluciones efectivas. Los campamentos improvisados se toman las quebradas y bordes de lechos de río, con viviendas precarias que por supuesto son las primeras afectadas y las primeras con las que la naturaleza arrasa, pero continúan instalándose sobre aducciones de aguas o vías aluvionales, transformándose en grandes masas de desechos que destruyen con su paso a otros que con esfuerzo y dentro del marco legal han construido su hogar.
Las catástrofes que hemos sorteado deberían hacernos reflexionar sobre el verdadero problema de la mala planificación urbana, la irregularidad de viviendas instaladas en sectores susceptibles de riesgo, transitoriedad que se convierte en permanencia, y que crece día a día a vista y paciencia de todos. Sabemos que no es popular tomar medidas drásticas, pero es más impopular ir a explicarles a muchas personas que no solo la naturaleza lo golpeó sino que también la mala decisión de quienes nos tienen que brindar protección.
En Antofagasta los estudios aluvionales están hechos, solo falta materializarlos, y hoy más que nunca debemos exigirlo, es prioridad proteger a nuestra gente, a nuestra ciudad y a nuestra infraestructura. Mientras, el número de campamentos sigue aumentando y los allegados suman más de 12 mil. Es decir, sabemos quiénes son, donde se ubican pero no hay viviendas para ellos. Prueba de ello es el reciente llamado extraordinario del Ministerio de Vivienda, un éxito a nivel nacional pero que en la región de Antofagasta no tuvo éxito alcanzando solo el 0.62% del total de proyectos de vivienda social presentados a nivel nacional, las que solo se podían construir en terreno privado, en una zona como la nuestra donde el gran tenedor del suelo es el Fisco.
Hoy las autoridades pueden golpear la mesa. Santiago no es Chile y la evidente crisis de las ciudades obligan a pensar en políticas flexibles y adaptadas a cada realidad. Es urgente adecuar los mecanismos de planificación territorial, mejorar los sistemas de fiscalización, solucionar el déficit de vivienda e incentivar la renovación urbana, este último un término del que se habla mucho pero se practica poco. Antofagasta es una prueba fehaciente de la necesidad de renovar edificación, equipamientos e infraestructura en sectores envejecidos, para adaptarlos a nuevos usos y actividades, privilegiando zonas bien conectadas, con fácil acceso al transporte público y a los servicios.
Ejemplos de buenas planificaciones tenemos en las comunas de Santiago, Estación Central o Independencia, por ejemplo, donde los factores se conjugaron y consolidaron nuevos barrios gracias a proyectos inmobiliarios que mejoraron el entorno, modernizaron, iluminaron y embellecieron los antiguos barrios. Es claro que con una regulación territorial adecuada por parte del municipio, ubicaciones estratégicas y la inversión del privado, se crean las condiciones para disminuir la actual segregación existente.
Última Hora
COMPARTE ESTA NOTICIA
Tiene toda la razón el Jaime Tolosa , pero la planificación urbana para los sectores inmobiliarios privados todavía existen lugares donde hacerla, solo falta sacar en forma juiciosa el actual barrio industrial de la Pedro Aguirre Cerda y seguir densificando la zona de la Nueva Angamos…
El problema real es el alto costo de los actuales terrenos para las viviendas sociales en la ciudad de Antofagasta, que o son para el sur o son para el para el Norte …
Pero nos es extremadamente compleja, ni tan cara dar alguna solución a este problema…
Y antes que los ingenieros y arquitectos, ha sido la propia «sabiduría popular» ya ha buscado una solución , y esta es encaramándose en los cerros…
Entonces ¿por qué no planificamos hacer las viviendas sociales construyendo edificios en los cerros ? pero bien planificados como barrios y con servicios integrales , con buenos accesos , podemos aprovechar la idea del «Metro cable» para darle solución digna a la ciudadanía de bajos recursos llevando el «Metrocable» a los cerros aun despoblados y planificamos allí barrios dándole la accesibilidad adecuada, con una vista privilegiada de la ciudad , con pequeñas plazas, paseos y miradores, incluso de tipo turistico…
Un plan piloto podría ser el propio «Cerro del Ancla» por ejemplo , entre varios otros.
Allí se podría construir entre 10 o 20 edificios para 100 personas cada uno, no sería tan complejo, ni tan difícil hacerlo ! Estarían mucho mas cerca del centro de la ciudad y con un excelente medio de locomoción como el «Metrocable» de Medellin o el «teleférico» de la Paz, silenciosos, no contaminantes y altamente seguros !!!
mis saludos
Dr. Hugo Benítez
me refiero a la pavimentación o repavimentación que benditamente realizarón en los alrededores del estadio regional en calles adyacentes y avda angamos, sin embargo hay reclamar porque sus terminaciones muy malas, veredas sin tomarlas en cuenta, en un par de meses estaran rotas ya y ya hancomenzado a romperlas por trabajos y zanjas. Las tapa de alcantarill y agua a punto de romperse. Se debe exigir a los contratistas más ética y completar los trabajos como corresponde y que haya fiscalización y revisión de lo hecho. La inversión ha sido altísima y debe haber un plan de conservación los casi cinco mill millones gastados en mejorar el estadio lo ameritan.
A lo mejor no es el medio de hacer llegar este clamor ciudadano, pero me preocupa porque las calles que fueron repavimentadas deben ser conservadas y continuar con el mejoramiento. Gracias y saludos