De la mano de Rian Johnson, director y escritor, llega a la pantalla grande the last jedi. Eran muchos los que miraban con cierta desconfianza al episodio VIII y esto debido al despertar de la fuerza (episodio VII), la que a muchos dejó un gusto raro, una sensación de que no se cumplieron las expectativas, en donde se dejaron muchas preguntas abiertas y ciertas incongruencias, la incredulidad estaba a flor de piel, pero Mark Hamill (Luke Skywalker) devolvió a varios la esperanza y esto al decir: “The Last Jedi es mi película favorita de Star Wars, después del imperio contraataca”. Cuánta razón tenía Mark, ya que dicha afirmación no podía ser más acertada.
Nos encontramos con una cinta llena de acción y aventura, con nuevos personajes y especies, momentos memorables y escenas épicas, algo ya característico de la primera trilogía, en donde si bien es cierto hay pasajes que nos recuerda a una nueva esperanza y el imperio contraataca en ningún momento se siente como una copia, si no que la película brilla por si misma.
De igual forma es preciso destacar la fotografía, que con un gran trabajo artístico (sin recurrir a la saturación de colores, error en que muchos caen) se logran encuadres maravillosos, con una paleta de colores y luz que encajan perfectamente con lo narrativo, logrando expresar momentos y sentimientos de tristeza y alegría, de nostalgia o de tensión. Se puede apreciar en determinadas secuencias el tono de colores rojos que expresan claramente el odio, la ira, la agitación y el peligro, los colores grises y de acentuación de sombras que evocan la pena, la decadencia, el conflicto interior y reflexivo por el que pasan algunos personajes. Las postales son obras de un gran logro artístico, que expresan la inmensidad y belleza de esta galaxia lejana.
Otro punto destacable es la banda sonora, obra de John Williams, en donde claramente se pueden apreciar los tintes, las líneas musicales de los clásicos de Star Wars, lo que en definitiva nos transporta por segundos a estas primeras cintas que muchos recordaran con nostalgia. La diversidad instrumental, los elementos originales, los cambios rítmicos con una clara predominancia orquestal, es un gran aliado para este film. La música incidental cumple su función la que ayuda a expresar sentimientos y emociones, pero de igual forma sirve de telón de fondo, de acompañamiento de cada escena.
Finalmente el guion nos lleva por caminos nunca imaginados, con giros sorpresivos e insospechados y por sobre todo impactantes, digno de un capítulo de Game of Thrones, con diálogos que nos explican aún más sobre que es la fuerza y la implicancia de la misma en el universo, nos habla de la soberbia y la reflexión y el eterno conflicto entre el bien y el mal, en donde no todo es blanco o negro, si no que hay matices, hay grises dentro de esta filosofía mal comprendida durante siglos. De igual forma se responden a preguntas que quedaron inconclusas en entregas pasadas, cerrando finalmente ciertos ciclos, pero de igual forma dejando entreabierta otras interrogantes. La película a pesar de tener una duración de dos horas treinta y tres minutos, tiene un ritmo continuo, que en general te mantiene atrapado y en ningún momento te hace perder la concentración. La película en si se encuentra muy bien balanceada con múltiples tramas las que finalmente confluyen en el desenlace.
Hay diversas escenas destacables, como la del silencio en el espacio, acompañadas de una imagen que visualmente es impactante desde todo punto de vista, estético y narrativo. Pero no se puede dejar de mencionar una de las escenas mejor logradas, el duelo con sables de luz, duelo al más puro estilo samurái, en donde no hay ataques por doquier, hay una espera, hay un momento de contemplación y concentración, lo que aumenta mucho más la tensión, se crea el ambiente con enfoques en los movimientos de los pies y tomas sobre los ojos, lo cual inevitablemente te hace pensar en los 7 samurais de Akira Kurosawa o el enfrentamiento final del bueno el malo y el feo de Sergio Leone, todos esto acompañado con el blanco y rojizo del suelo, sobre un fondo iluminado, logrando un efecto indescriptible.
Lo malo de esta película son las múltiples escenas de humor, lo que le resta la seriedad y oscuridad que debiese tener la misma. Otro punto en contra son algunas de las escenas de CGI, las cuales no fueron muy bien logrados, observándose la excesiva digitalización. En cuanto a la actuación Daisy Ridley (Rey) y John Boyega (Finn) no logran despegar del todo, no logran posicionarse como los héroes de esta trama, los que en definitiva son opacados por Mark Hamill (Luke), Carrie Fisher (Leia) y Oscar Isaac (Poe). De igual forma no logra convencer la aventura en que se ve envuelto Finn, a ratos parece una historia forzada, de la cual perfectamente se pudo haber prescindido.
En conclusión esta película no solo es una experiencia visual y auditiva sino que también se puede apreciar la calidad de su narrativa. The last Jedi es una cinta llena de acción, momentos memorables, con secuencias de infarto similar a la primera saga de 1977, con giros en la trama que en caso alguno te habrías imaginado. The last jedi no es para nada una película predecible, se aleja bastante de todo lo que se había hecho hasta la fecha, quizás tomando un poco la dinámica del fenómeno Rogue One. Nos encontramos de igual forma con actuaciones memorables como las de Mark Hamill, Carrie Fisher, Benecio del Toro, Oscar Isaac y Laura Dern.
Si bien para algunos será una de las entregas más sobresalientes, más destacada de esta franquicia, para otros solo será una película bien lograda dentro de este universo, pero no se puede desconocer que el director Rian Johnson ha traído un equilibrio a la fuerza.
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