Nunca la historia del CDA ha sido fácil, ni tampoco estamos llenos de logros. Es más, se hizo una (mala) costumbre tener como premio para la siguiente temporada el permanecer en Primera, y por supuesto que merecemos algo distinto, algo por qué luchar que no sea el quedarse en la división y contentarnos que se fueron otros y no nosotros a jugar de nuevo en segunda. Pero mientras esa no sea nuestra realidad sólo queda remar, rezar, creer y una pila de verbos más, que nuestro equipo no baje este año. Ni nunca.
Las críticas ya se han hecho repetitivas porque todas las semanas han apuntado a lo mismo. Y es que lamentablemente, domingo a domingo, desde que volvimos al “fútbol grande” nacional no hemos visto más que un equipo de irregular para abajo, tocando fondo este 2015 con un rendimiento increíblemente deficiente en donde de local no hemos visto una y aún no conseguimos un solo punto. De hecho, el único partido que no perdimos fue un empate a 2 con Palestino por Copa Chile en donde debimos habernos comido al menos cinco, y que terminamos haciéndolo en el partido de vuelta donde caímos por un inapelable 5 a 1. Entre el final del 2014 y este insólito 2015 se perdió toda la cuenta de ahorro que se consiguió con Gustavo Huerta y Jaime Muñoz, que a pesar de las críticas de todos los sectores, fueron los menos malos del desfile de entrenadores que se ha sentado en la banca sur del Regional. Jaime Vera de “Pillo” tuvo el puro apodo y Sergio Marchant pasó con gloria a pesar de dirigir solo 5 partidos, pero aún no sabemos por qué decidieron que no continuara. Su apellido suena con más eco hoy en las paredes del estadio.
Hay que destacar eso sí a quienes se les ha aplaudido en las tribunas, se debe destacar con todas sus letras a los canteranos del CDA. Antofagastinos de tomo y lomo e hinchas Pumas que han defendido la camiseta como ningún otro: la joya Marcos Bolados, que con 18 años ha tenido que echarse el equipo al hombro. Luis Cabrera, que a pesar de algunas irresponsabilidades fuera del césped que le costaron minutos en el mismo, ha sido el perro de presa en mediocampo. Cristian Rojas, el Chapa, que si no fuese por sus lamentables y continuas lesiones quizás no estaría acá pero que sigue rompiéndose por el club. Nicolás Dávalos, que debutó tarde pero con las ganas y un par de goles se ganó los minutos que disputó y que la llegada de los “refuerzos” lo hizo perder de vista. Ronald González, el Burrito, que ha terminado siendo el más regular de todos y puntal por la izquierda con goles, garra y marca. Un par de afuera se rescatan también: Pablo Aurrecochea, que ha demostrado un gran arraigo con la camiseta Puma, y el argentino Alejandro Delfino, que si bien ha bajado su rendimiento, siempre ha sido puntal en la retaguardia y ha dado la cara ante la hinchada.
Por otro lado, los nombres propios se repiten en los criticados, por decir lo menos: Cantillana, Jadue, Alarcón, Farfán, Ferreira, Jerez, Malán, etc. han tenido actuaciones que no sabemos si son para llorar o reir y donde la mayoría han sido elegidos por el encargado de la gerencia técnica, el otrora ex capitán Víctor Oyarzún. Pero ningún otro nombre se repite más que el de Jorge Sánchez, que por donde se le mire ha hecho cualquier cosa desde que recibió, quizás a cambio de qué, el club de manos de Osciel Guzmán. Todos los recién mencionados de alguna forma u otra han aportado su granito de arena (o sacos en el caso de un par) para que la gente se haya alejado de las tribunas. Sin embargo, hoy no estamos en condiciones de seguir cuestionando ni a DT, ni a jugadores, ni a directivos, presidentes o ex presidentes.
El margen es tan, pero tan pequeño, que queremos olvidar todo lo pésimo que hemos vivido esta última temporada, las humillaciones en cancha, en las tribunas, en redes sociales, el ninguneo al hincha socio de la Corporación Antofagasta Portuario, entre otras, y sólo queremos pedirles a todos ustedes, funcionarios representantes oficiales de nuestros hermosos colores y que, para bien o para mal, llevan el nombre de nuestra Antofagasta por todo Chile, que por favor hagan todo lo posible y hasta lo imposible para dejarnos en primera.
Nuestro hermoso estadio, nuestra hermosa ciudad, nuestros colores merecen estar en lo más alto de la actividad futbolera nacional, cosa que quizás no sea este torneo ni el siguiente, pero de lo que sí estamos seguros, es que ninguno de ustedes estará cuando eso pase. Pero preferimos no acordarnos de quienes pasaron sin éxito que recordar a quienes no defendieron (o dirigieron) con los honores que corresponden la camiseta albiceleste, que a pesar de estar llena de auspicios, será siempre la más linda del mundo.
Porque mal que mal, todos, absolutamente todos pasan y los únicos que siempre quedan son los hinchas.
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