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jueves, 28 noviembre, 2024
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Un proyecto de auténtico cambio social

"Apostar por un reformismo decidido es una obligación política y moral (...) Esto no significa venderse al progresismo revolucionario, pasarse a la izquierda o perder la identidad, sino construir algo nuevo a partir de nuestra identidad", Senadora Paulina Núñez

Las crisis sociales y políticas responden a múltiples factores. Si se pretende buscar una salida hay que partir por reconocer los errores, muchas veces esos errores son parte de los factores.

El estallido social, el resultado electoral de la Convención Constitucional, la pérdida de municipios emblemáticos para nuestro sector y el triunfo de Gabriel Boric en la presidencia exigen reflexión sobre el pasado, alerta sobre el presente y decisión sobre el futuro.  Por ello, es importante enmendar los errores y recuperar la confianza.

Se inicia un nuevo ciclo político y la ciudadanía decidió que fuéramos oposición; en ese rol, nuestro deber es cumplir con el mandato encomendado y, por tanto, articular una oposición capaz de colaborar en aquello que sea posible con los cambios que espera el país, dialogante y dispuesta a los grandes acuerdos.  Debemos ejercer nuestro rol opositor sin titubeos cuando veamos en peligro la libertad, probidad, seguridad y principios que defendemos. La forma y el fondo son importantes, llegar negándose a todo no es el camino, ya sabemos cómo termina eso y por ello, debemos actuar entendiendo que Chile está primero. Un nuevo trato en política debe ser planteado por una nueva derecha.

Lo anterior, exigirá diálogo al interior del sector y en la sociedad organizada, un recambio generacional, más mujeres en la toma de decisión, renovados esfuerzos y coordinado trabajo territorial, una mirada estratégica y realista de cara a los objetivos más inmediatos, entre otros desafíos.

El votante promedio ha cambiado, muchos jóvenes están votando y personas de clase media que nunca lo habían hecho.  Las regiones son importantes, en las últimas elecciones, el norte fue objeto de atención a propósito de la votación de Parisi, pocos entendían el motivo de su resultado electoral. Debemos escuchar a nuestros territorios y dar respuestas. Tenemos un país diverso, cada uno tiene sus sueños, alegrías y dolores y, cargan con la pesada mochila de ser parte de un país extremadamente centralizado, eso les agobia y las posterga.  La clase media está reventada. Necesitamos una visión nueva del desarrollo social, con una perspectiva integral de los bienes humanos y que ponga a todos los tipos de familia en el centro.

Será clave impulsar una agenda de cambios sociales fundamentales, creíbles, ejecutables y coherentes entre sí, que abran un camino de esperanza y se haga cargo de demandas sociales que son reales e históricas.  El proyecto de transformaciones debe ser desde la propia identidad, para todas y todos, que busque la felicidad de las personas, disminuya las brechas culturales, sociales y el costo de vida de las familias chilenas y, lógicamente, que se distinga del proyecto de las nuevas izquierdas.

Un nuevo modelo de cooperación social, donde conversen y actúen colaborativamente el Estado, el mercado, la familia y la sociedad organizada. Lo público no se agota en lo estatal y la cooperación es clave para un nuevo modelo. Apostar por un reformismo decidido es una obligación política y moral. Depende, en gran medida, de personas y grupos comprometidos con su país, dispuestos a no atrincherarse y oyentes de un nuevo Chile.

Esto no significa venderse al progresismo revolucionario, pasarse a la izquierda o perder la identidad, sino construir algo nuevo a partir de nuestra identidad.  El mejor momento de la derecha nació de su compromiso con los pobres, hoy debe ampliarse a la clase media y otros sectores vulnerables para volver.

El gran compromiso de los próximos años es sentar las bases para un país donde nadie sea, al mismo tiempo, demasiado pobre para el mercado y demasiado rico para el Estado.  Eso significa convertir la clase media en lugar al que se quiera llegar y no mero lugar de tránsito.

Y claro, el poder no se cede, no se entrega ni se delega, llegó el momento de hacernos cargo y ningún presidente de partido o dirigente de la colación designará a dedo a quienes liderarán lo que he planteado en estas líneas. En resumen, más allá de las indignaciones que han florecido en nuestro país, todavía hay un camino de cambios profundos con horizonte de esperanza y tranquilidad, y un grupo de hombre y mujeres decididos a recorrer este camino.

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1 COMENTARIO

  1. La migración para su país .El cambio social empieza en casa con respeto a todos los sectores.primero preocuparse de los adultos mayores mejores pensiones y buena atención médica.segundo las familias que llevan años postulando una vivienda deben tener prioridad como chilenos después cuando todos tengamos casa propia vienen los aparecidos de otros países tercero salud para nuestra gente debe haber prioridad cuarto buena educación para nuestros hijos chilenos con colegios gratuitos . Eso es lo primordial para que esté país avance. El palabrería y la politiquería no sirven

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