“No vamos a tolerar más estos hechos de violencia y tampoco las marchas no autorizadas”, eran las palabras del Intendente Edgar Blanco el pasado 31 de diciembre dando a conocer un endurecimiento en la postura del gobierno regional frente a aquellas manifestaciones que obstaculizaran el libre tránsito de vehículos sin contar permiso para ello. Y este jueves tuvo su primera prueba de fuego donde finalmente no se aplicó la nueva estrategia.
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Eran cerca de 50 los manifestantes que anunciaron por redes sociales que marcharían desde la Plaza Sotomayor (llamada «de la Revolución») hacia un centro veterinario de calle Valdivia para que atendieran a un perro emblema de las movilizaciones a nivel local.
Pese a que el recorrido lo hicieron sin generar desórdenes públicos, sí ocuparon la mitad de la calle obstaculizando el tránsito de vehículos, lo que precisamente había advertido Blanco que no se toleraría. Pero al final, el gallito lo ganaron los manifestantes.
Los dos poderes
Hasta antes del anuncio del Intendente respecto a la prohibición de las marchas que no tuvieran previa autorización del gobierno, existía un actuar claro de Carabineros de Antofagasta para el tratamiento de este tema, y ese era solo intervenir cuando comenzaran las barricadas. Antes de eso, dejar marchar con tranquilidad pese a no contar con los permisos. Y esa última lógica es la que evidentemente primó en esta situación.
Este hecho dejaría en jaque la orden emanada desde el gobierno regional aun cuando hasta ahora es un misterio si fue el propio Intendente quien habría reculado de la dispersión de los manifestantes o bien Carabineros no habría modificado su actuar pese a la orden dada por el mandamás del gobierno regional aquel 31 de diciembre.
Se espera que durante este viernes el Intendente Blanco se refiera al tema al igual que deba enfrentar una nueva marcha, esta vez con mayor convocatoria en el marco de una nueva conmemoración de la muerte de Matías Catrileo. Instancia donde se verá hasta donde está dispuesto a llegar el gobierno regional con la mano dura que al menos, en esta primera prueba, no logró imponer.